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miércoles, 27 de junio de 2007

Los nombres de las cosas

Nombre:

(lat. nomen, -ĭnis).


1. m. Palabra que designa o identifica seres animados o inanimados


El DRAE es meridianamente claro: el nombre de algo lo designa o identifica. Así, el nombre de una calle identifica esa calle entre todas las de la misma ciudad o pueblo.

Pero esa función queda inutilizada cuando se cambia el nombre de algo sin que el uso lo sancione. Y muchas veces, el uso se rebela contra la imposición de un nombre nuevo por parte de quienes tienen esa potestad.

Ocurrió, por ejemplo, en mi ciudad, donde la calle en la que en su tiempo trabajaron los herradores, la Calle de Herradores, recibió formalmente en un determinado momento del pasado siglo el nombre de Calle del General Franco. Y el uso se rebeló, hasta tal punto que preguntarle, entonces u hoy, a un viandante cualquiera, salvo un cartero, por la calle General Franco significa obtener la ignorancia, amable, por respuesta. Preguntar, en cambio, por la calle Herradores, incluso a un estudiante llegado hace poco, significa obtener claras indicaciones al respecto.

¿Cuál es, entonces, el nombre de la referida calle? Según el callejero municipal era General Franco, pero la calle era identificada, incluso por la Policía Municipal, como Herradores. Ese, y no otro, es, pues, su nombre.

Todo esto viene a cuenta de la reciente manía de los regidores municipales, de toda España, de cambiar los nombres de las cosas. En particular, de las calles.

Que una calle, cuyo nombre original era 19 de Noviembre, tras ver su nombre cambiado durante la Dictadura a 18 de Julio, vea su nombre cambiado, devuelto, a 19 de Noviembre, es de justicia. Puede que los políticos que lo decidieron lo hicieran por revanchismo, por conseguir un titular, por votos fáciles, por aparentar o por un pretendido izquierdismo de salón. No importa, lo cierto es que la devolución a una calle del que ya fue su nombre es un acto lícito.

Igualmente, que El Ferrol del Caudillo cambie su nombre por el que tuvo siempre, El Ferrol, como en su momento hizo, es un acto de restitución a la Historia.

Sin embargo, que una calle cuyo nombre siempre fue 18 de Julio, pues fue construida o por primera vez nombrada durante la dictadura, lo vea cambiado ahora, de primeras, por Juan Pablo II, aunque sea legal al haber sido decidido por mayoría democrática en un pleno, no es ni lícito ni históricamente legítimo.

Guste o duela, la Guerra Civil y la Dictadura son parte de la Historia de España. Mola, Sanjurjo, Queipo de Llano y Franco son parte de la Historia de España tanto como Maura, Cánovas, Sagasta, Calvo Sotelo, Negrín, Azaña, Suárez, González o Aznar.

Pero el revanchismo de los socialistas de salón llega, no ya al ilícito, sino al absurdo. Había, en la Academia General Militar de Zaragoza, una estatua ecuestre del General Franco, en su momento, el General más joven de Europa. La estatua no se encontraba allí como homenaje al Dictador, sino a quien fue Director de la Academia desde su fundación, en 1927, hasta su cierre 4 años más tarde por orden de Azaña. Fue entregada por el Ayuntamiento de Zaragoza en 1948, y sigue siendo propiedad del mismo. Sin embargo, en agosto del año pasado (2006), el Ministerio de Defensa retiró la estatua (Siglo XXI, El Mundo, ABC, Clarín). Aunque ambas, fundador y dictador, sean la misma persona, es absurdo retirar de una institución hoy fundamental para la Defensa Nacional la estatua de su fundador y primer director. Hubiera sido más adecuado el plan esbozado en 2005 de trasladarla a la parte trasera de la Academia, entre los bustos de otros Directores de la misma, y fuera de la zona en la que se realizan actos públicos. Y hubiera sido mejor aún dejarla en su sitio, pues es parte de la Historia de la Academia y de España.

Y curiosamente es en la propia Dictadura donde encontramos un ejemplo de lo que sí se debe hacer.

En el Cuartel del Rey en Ceuta, primera sede de la Legión, cuya puerta principal actual data de tiempos de la II República, figura el escudo de armas de la Legión. Dicho escudo consta, desde que fuera diseñado por el Capitán Justo Pardo Ibáñez, ayudante de Millán Astray, de las armas de los antiguos Tercios, la alabarda, el arcabuz y la ballesta. En el centro del escudo figuró, originariamente, la Corona Real, como corresponde a la época (1920, Alfonso XIII). La II República cambió (como con el escudo nacional) la corona anterior por la Corona Mural, y es el emblema con la corona mural el que figuró en el arco de la puerta.

Y es el que hoy sigue allí.

Durante toda la Dictadura, y precisamente en un cuartel de la Legión (nada sospechoso de republicanismo), se mantuvo el emblema histórico de la corona mural, en vez de cambiarlo por el propio del momento.

Deberían tomar ejemplo los que hoy tratan de reescribir la Historia a base de cambiar nombres, borrar escudos y quitar estatuas. Perdieron la Guerra Civil en los campos de batalla por sus propias batallas internas, y hoy pretenden ganarla en los Plenos, haciendo que la revivamos todos, y por ello, que la perdamos todos.

El valor de votar

Mirando bitácoras de amigos he encontrado esta entrada en este blog de mi amigo y casi colega Cuervo Ingenuo.

Casi colega, porque aunque los dos hemos estudiado lo mismo, en las mismas aulas, hemos cogido caminos profesionales relacionados pero no iguales.

No voy a comentar nada, porque estoy, simplemente, de acuerdo con todo lo que dice.

lunes, 25 de junio de 2007

Polvo eres, y de polvo te llenarás

A veces me pasa que le digo a alguien que tiene que pagar 80 euros por un disco duro nuevo, porque el que tiene se ha estropeado permanentemente y dejará de funcionar en cualquier momento, y los suelta sin pestañear. A lo que hay que añadir el coste de la visita y el desplazamiento, el salvar los datos, el coste de la segunda visita para cambiar un disco por el otro, grabar los datos en el nuevo disco, etc.

Y el mes antes le dije que se gastara 20 euros en pagarme una visita para que le abriera el ordenador y le quitase el polvo con una aspiradora y una brocha, y me dijo que no merecía la pena.

No acabo de entender por qué la gente gasta dinero en prevenir accidentes con su coche, revisando el aire y el aceite, llevándolo al taller cada 5000 Km, y sin embargo no se lo gasta en guardar sus datos adecuadamente, quitándole el polvo a los entresijos de sus ordenadores, que es, además, más barato.

Que no lo haga la gente que tampoco revisa el coche, pues... allá ellos. Pero que no lo haga la gente que revisa el coche, tiene seguro para su casa e incluso contrata seguros de viaje, no tiene lógica.

Y sin embargo, me encuentro con ello a cada rato. Tener que cambiar piezas de un ordenador sólo porque no se limpiaron a tiempo.

Los problemas son varios. Para empezar, el polvo es conductor de la electricidad. La acumulación de polvo en los circuitos puede provocar mal funcionamiento. Y basta con limpiar. Pero también puede provocar un cortocircuito que vuelva completamente inservible una placa, una tarjeta o un módulo de memoria.

Para seguir, el polvo y los ventiladores se llevan bien. Tanto, que donde hay un ventilador, se acumula el polvo. Y cuando los ventiladores de un ordenador se paran, pueden pasar varias cosas, todas malas. En general, una pieza importante se recalienta y se estropea.

Y para acabar como empezamos, también los discos duros son sensibles al polvo, por las dos causas anteriores a la vez: tienen piezas móviles y se recalientan.

Yo no le voy a recordar a nadie que revise su coche, no soy mecánico. Pero sí tengo experiencia suficiente para decirle, amigo lector, que limpie su ordenador por detrás todas las semanas, y que cuando su informático, sea un empleado o el amigo o familiar "pringao", le diga que hay que limpiar el ordenador de polvo por dentro, hágalo.

Saldrá más barato.

jueves, 14 de junio de 2007

Gobierno de Canarias

A gobernar Canarias tocan...

Después de las elecciones locales hay 60 diputados repartidos entre tres partidos. Aunque algunos quieran convencernos de que son cuatro.

Y sin que ninguno haya obtenido mayoría absoluta, dos de ellos tendrán que pactar para dejar al tercero en la oposición y gobernar juntos. Durante cuatro largos años.

O dos de ellos deben votar a uno para que gobierne en minoría. Durante cuatro años más largos aún.

O uno de ellos debe conseguir que otro se abstenga en la investidura, para gobernar contra una oposición con mayoría. Durante cuatro años, o menos, pero en cualquier caso con cada votación siendo una encarnizada batalla donde el Gobierno llevará, en principio, las de perder.

¿Pero quiénes son los contendientes?

Juan José López Aguilar, del PSOE, con 26 diputados, ha hecho ganar a su partido 6 escaños con respecto a las elecciones de 2003.

Paulino Rivero, de CC a pesar de que intenten (otra vez) hacer la trampa de poner AHI por separado, tiene 19 diputados, casi todos de la provincia occidental, y los suyos han perdido 4 actas con respecto a las elecciones de 2003.

José Luis Soria, del PP, con 15 diputados, ha hecho perder a su partido 2 escaños respecto a las elecciones de 2003.

Un análisis somero de estos resultados indica que los canarios hemos castigado al partido que está (aún) en el Gobierno, y en menor medida que hemos castigado también al partido que los apoyó para ello y que cogobernó hasta que Adán Martín cortó por lo sano los problemas que una tal alianza creaba en su Gobierno.

Y a la vez, el mismo análisis somero indica que los canarios hemos dado confianza al partido que, mal o bien, hizo labor de Oposición al Gobierno de Adán Martín.

El análisis un poco menos somero, además, indica que PSOE y PP tienen la confianza de canarios de ambas provincias (si bien el PP pincha del todo en El Hierro y La Gomera), mientras que CC es vista por los habitantes de la provincia oriental como un partido puramente tinerfeño.

Visto así, el candidato que menos debería gobernar es Paulino Rivero, ya que su partido ha sido el que más diputados ha perdido en las urnas y sería el presidente de media Canarias. Y por lo mismo, el candidato que debería ser elegido Presidente es Juan José López Aguilar, con casi el 45% de los diputados, de todas las islas, y el capital político de ser el único partido que subió en diputados.

Y ello a pesar de que Paulino Rivero tenga muchos años de experiencia de gestión en El Sauzal y Juan José López Aguilar no tenga ninguna, y encima no haya sido considerado como un buen ministro el tiempo que ha estado en Madrid.

Otra pieza del análisis es la idea generalizada de que CC es un partido de corruptos, una mafia de constructores que saca una buena parte de sus votos llevando a los viejitos al monte a comer paellas, contratando parados para labores de obras y jardinería y montando carnavales, fiestas y romerías en vez de encargarse de los problemas reales de Canarias. Percepción que tiene visos de certidumbre con cosas como Las Teresitas, el Puerto de Granadilla, la Banda de Música de La Laguna o, en general, la construcción indiscriminada en zonas agrícolas y la conversión de Canarias en una región receptora de turismo de baja calidad. También, la construcción de obras innecesariamente caras como el Auditorio de Tenerife.

Sea todo ello cierto o no.

Otra pieza más es la percepción de que el PSOE es un partido con problemas de cohesión interna, que para quitarse a Aguilar de encima en Madrid lo mandan a Canarias, pisándole el puesto a Adrián Alemán, al que mandan a La Laguna, quitándole el puesto a Santiago Pérez, al que mandan al Cabildo de Tenerife, y pasando por el camino de estar a un concejal de la mayoría absoluta en La Laguna a regalarle la mayoría absoluta a CC.

Sea todo ello, también, cierto o no.

Otra pieza más, finalmente, es la sensación ciudadana de que el PP no acaba de ser un partido inmaculado, con el estado en el que están Tauro, Taurito y los barrancos de alrededor, con el caso Eólico, con la manera en que salieron del Gobierno a media legislatura o con la Marina de Las Palmas.

También, sea todo ello cierto o no.

¿Y qué resulta de este análisis?

Para empezar, que no debería gobernar ninguno de ellos: ni el inútil Agular, ni los corruptos de Paulino, ni el dictatorial Soria.

Pero alguno tiene que gobernar.

Por ello, dado el gran castigo que los canarios hemos dado a CC, sea por motivos ciertos o no, creo que lo correcto sería que el PSOE y el PP tomaran ejemplo de lo que sus respectivas agrupaciones locales de El Paso hicieron la legislatura pasada y pactaran para dejar fuera del Gobierno de Canarias al partido que más diputados ha perdido.

Sin embargo, parece que sea CC quien lleve la voz cantante en la formación de gobierno, ya que de pactar con cualquiera de los otros dos partidos, enemigos en Madrid, conformaría gobierno.

Partes de CC recuerdan los problemas de gobernar con el PP y preferirían pactar con el PSOE. Otras recuerdan la dura oposición del PSOE y, como ya hicieron a toda prisa en Santa Cruz, preferirían pactar con el PP.

No son un partido de centro, pero están en medio. No les importa lo mal que lo hagan, pues se creen que siempre serán necesarios.

¿No sería ya hora de cambiar todo esto?

miércoles, 13 de junio de 2007

Una televisión de servicio público

Es, cuando menos, curioso.

Tenemos una cadena de televisión generalista que pagamos todos, La Primera. Y luego tenemos otra cadena que también pagamos todos y que se supone que es para programas con una audiencia no tan general pero de servicio público, La 2.

Y sin embargo, lo que yo veo es que la cadena que ejerce de servicio público es una cadena privada. Claro está, dentro de sus posibilidades como empresa privada.

Programas como Soy lo que como, Desnudas, S.O.S. adolescentes o Supernanny, emitidos en horario de máxima audiencia, hacen de cuatro, una televisión privada, lo que me gustaría ver en la cadena que pago con mis impuestos.

Dicho sea sin desmerecer programas estupendos como Documentos TV, El escarabajo verde, Línea 900 o Metrópolis.

Si pago La 2, ¿por qué encuentro los auténticos programas de servicio público, interesantes, bien hechos, amenos y útiles en cuatro?

Empieza mi vida en Blogger

Mi vida en Blogger empieza hoy.

Esto es, mi vida como blogger, o mejor bloguero.

O teniendo en cuenta que 'blog' viene del inglés 'blog', que es contracción de 'weblog', que es unión de 'web log', es decir, 'registro en web' (sin meternos ya en la etimología de 'web'), hoy empieza mi vida como registrador de mi propia vida.

En resumen, hoy me convierto en autor de mi autobiografía en forma de bitácora en línea.

Sean bienvenidos.