Alguna razón habrá. Son las ocho de la mañana y estoy en el despacho. Ahora escribiendo en esta bitácora, pero hasta hace un momento programando y probando, toda la noche sin dormir.
¿Por qué será? Me resulta agradable programar de noche. Puedo poner la música alta (en el despacho), y también de día (en casa). No puedo salirme a tomar un café (salvo a la máquina dispensadora). No puedo preguntarle a nadie si tengo una duda puntual. No es más cómodo de ninguna manera no dormir.
Y sin embargo, me resulta agradable programar de noche. Mucho más que de día. Y me encuentro más productivo, a pesar del sueño que se me viene encima de madrugada. ¿La prueba? Acabo de acabar y probar un programa que uno de mis tutores decía que es imposible realizar en una semana. Y sin dedicarle casi tiempo, aparte de los dos últimos días, lo he hecho en una semana (y media).
Y lo mejor es que funciona.
Así llego yo luego, no sé que has estado programando de noche, te llamo para darte los buenos días y te despierto. Y luego dicen que las mujeres somos malas. Si es que no puede ser... Te quiero.
ResponderEliminarA ver, no confundamos. Las mujeres son malas. La situación que refieres es solo una prueba más, no la base de la demostración.
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