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lunes, 30 de marzo de 2009

La solidez del sistema

Dice El País que El FMI elogia el sistema de regulación del Banco de España. Es una buena noticia. Viene a decir que la crisis, ese monstruo marrón con que los políticos y economistas justifican los excesos de los banqueros (y algunos de los propios), puede que afecte a España más o menos, pero que no afecta a los bancos: los ahorros (de quienes los tengan) están a salvo. El problema de la crisis en España no es bancario, como en el país que roba el nombre de un continente, sino cuestión de ladrillos. No es que se hayan dado hipotecas imposibles de cobrar, es que se han dado créditos a la construcción de pisos invendibles a precios desorbitados.

Pero dicen los del «fish and chips» que «mientras resista la banca inglesa, Inglaterra resistirá». Y en cierto modo se puede aplicar lo mismo a cualquier nación, incluida España. Puede que nos vaya mal, pero podremos salir.

Y ciertamente, la banca española resiste. Los bancos y cajas no se fían unos de otros, y como se suben los tipos de interés entre ellos (el tipo de cambio interbancario), nos suben a nosotros. Pero no se hunden. Nuestros bancos y cajas, o mejor dicho, las cajas de nuestros politicuchos y los bancos de nuestros banqueros, son sólidos: no parece que lo de Caja Castilla La Mancha se vaya a repetir, y mientras la mentada banca inglesa se revuelve en la toxicidad del otro lado del Atlántico, Botín aprovecha su solidez y se va de compras [1] [2].

Claro que esta solidez viene de algún sitio. Entre otras causas, en España tenemos algo de lo que otros países carecen: los Fondos de Garantía de Depósitos, que aseguran los depósitos de los ahorradores por muy mal que le vaya a alguna entidad. Esto, y la lupa cuidadosa con la que el Banco de España vigila a bancos y cajas. El tipo de operaciones que iniciaron la crisis allá en las tierras de yanquis aquí son simplemente implanteables.

Esta minuciosidad en el control del Banco de España a las demás entidades, sin embargo, no es algo nuevo: esta solidez, desde luego, no la ha traído Solbes. Ni Rato. Ni mucho menos Boyer o Solchaga. Esto viene de los tiempos del General, que, como sabemos, no se acababa de fiar de nadie. Franco organizó el sistema bancario de su «Nueva España» de manera que pudiese ser completamente controlado, o quizá mejor diríamos, auditado, por funcionarios públicos leales.

A Franco no se le movía nadie. Y no había foto.

Y de aquella falta de polvo, esta falta de lodo. El cuidado con que Franco trató de gobernar España como su finca particular es el responsable del cuidado que hoy en día el Banco de España tiene en vigilar a bancos y cajas.

Al final, resulta que a aquel gallego siempre hay algo que agradecerle. Y es que cuarenta años de dictadura marcan, y son parte de lo que somos hoy, aunque a algunos les pese.

viernes, 20 de marzo de 2009

Fin de Fallas

Anoche fue la quemada de las Fallas, la famosa «cremà». Prometo fotos. Y hoy, menos mal, todo vuelve aproximadamente a la normalidad: es día de trabajo, las tiendas abren, las calles están (relativamente) limpias... Valencia vuelve a ser lo de siempre.

jueves, 19 de marzo de 2009

Yo lo oigo

...a mis 32 años.

Train Horns

Creado por Train Horns



¿Y tú?

domingo, 8 de marzo de 2009

La Romera Mayor y la Fallera Mayor

Anoche tuve el gusto de disfrutar de la Cena de la Fallera Mayor en la Falla a la que pertenezco aquí en Valencia. De más de quinientos falleros que somos en esta Falla, contando por encima habríamos allí unas cuatrocientas cincuenta personas, en honor de la Fallera Mayor.

En Canarias también hay reinas en las fiestas patronales de cada barrio, pueblo o ciudad. Como el acto central suele ser una romería, la joven en cuestión recibe el título de Romera Mayor.

Me han resultado curiosas algunas de las diferencias entre una Romera Mayor y una Fallera Mayor. Aunque parezca que la primera es el nombre, nada más lógico, ya que una es la reina de su Falla (o de todas las Fallas de Valencia) y la otra lo es de su Romería.

El primer punto es modo de elección. La Romera Mayor es elegida por un jurado en un acto público organizado por la Comisión de Fiestas. Ese acto normalmente se paga con dinero de la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento correspondiente, que es quien está detrás de la Comisión de Fiestas. El acto tiene lugar poco antes de la Romería, quizá una semana, ya dentro de las fiestas. Normalmente es el segundo acto de las mismas después del Pregón. Las jóvenes aspirantes desfilan ante el jurado y el público con el traje típico de su barrio o municipio («traje de maga»), y normalmente es la muchacha más guapa y que mejor vista el traje la que resulta elegida. O simplemente la que arranque mayores aplausos entre el público, si se rata de un barrio pequeño y el jurado sabe lo que hace.

La Fallera Mayor, en cambio, es elegida por la Falla (una asociación privada), de entre las candidatas, socias de la propia Falla, que se presenten. Si es que se presentan varias, porque a veces solamente se presenta una, o ninguna y hay que elegirla por sorteo. La votación no requiere que la candidata se presente de ninguna manera en particular, ni hay desfile de candidatas, ni nada similar. Y se produce casi un año antes de la fiesta, poco después de acabar las anteriores Fallas, de modo que la Fallera Mayor lo es durante casi un año.

Algunas de estas diferencias son lógicas, si atendemos a que una Falla es una asociación privada de vecinos, y no un organismo municipal. En ese sentido, la implicación vecinal en las fiestas es muchísimo mayor en Valencia que en Canarias. Y justamente esas diferencias se reducen si ya hablamos de la Fallera Mayor de Valencia, elegida por el Ayuntamiento para representar a toda Valencia.

El segundo punto son los gastos asociados a ser elegida. Una Romera Mayor tiene, naturalmente, que tener un buen «traje de maga». Pero es normal utilizar el mismo traje en la elección y en la Romería, y en los restantes actos típicos que haya, como verbenas, aunque a los actos restantes vaya con ropa actual. E incluso de año en año. Y eso es todo, para una semana de reinado.

En cambio, la Fallera Mayor tiene que tener un buen «vestido de fallera», que cuesta muchas veces más, y no se espera que lleve el mismo traje que el año anterior, y ni siquiera el mismo durante todas las fiestas. Además, la Cena de la Fallera Mayor que comentaba al principio la paga de su bolsillo (y la de anoche no bajó, echando cuentas rápidas, de diez mil euros).

Sin más comparaciones, para ser Romera Mayor hay que ser guapa. Para ser Fallera Mayor, en cambio, hay que ser rica.

Otra diferencia más, tangencialmente, es la que se produce cuando, como a cualquier mujer guapa, le dices que lo está. Por norma general, durante una Romería, si alguien (que no vaya muy bebido) le grita «¡Guapa!» a la Romera Mayor (o a cualquier otra romera) es probable que la azore un poco, mientras que en Valencia, durante la Ofrenda, si alguien le grita lo mismo a una Fallera Mayor (lo cual es bastante común) ésta se henchirá, porque realmente se lo cree (aunque no sea cierto): las valencianas son muy presumidas, ya sea con o sin motivo.

Qué quieren que les diga, a mí me atrae muchísimo más la Romera Mayor de La Laguna de 2006 que la Fallera Mayor de Valencia de 2002, por poner las primeras fotos que he encontrado en la red. El vestido de Fallera es muchísimo mas artificioso y recargado que el de traje de Maga, lo que no lo hace más bonito, sino más caro.

Y es, seguramente, de media, más guapa y menos presumida cualquier Romera Mayor de cualquier fiesta de Canarias que cualquier Fallera Mayor de cualquier Falla de Valencia y alrededores. Lo que no quita para que la nuestra, en particular, sea una mujer bastante guapa. ¡Viva la Fallera Mayor!