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sábado, 12 de septiembre de 2009

¿Doctor qué?

«Doctor nada. Simplemente, El Doctor.»

Este diálogo tonto surge casi cada vez que alguien normal se encuentra con El Doctor, el personaje principal de Doctor Who, la serie televisiva de Ciencia Ficción más longeva de la historia (de 1963 a 1989), y de la nueva serie que comparte universo, título y productora desde 2005.

La serie original cuenta las andanzas de un ser que viaja por el tiempo en una cabina de teléfono azul, enfrentándose a diversos peligros, acompañado de diversas personas. El Doctor fue encarnado en todo ese tiempo por ocho actores distintos, partiendo del inolvidable William Hartnell. La nueva serie, adaptada a los tiempos que corren, con guiones pensados desde cero (aunque manteniendo la idiosincrasia del Doctor y algunos de sus enemigos imprescindibles) y un presupuesto y unos efectos especiales completamente adaptados al presente es vista como la continuación de aquella, hasta el punto de que su primer protagonista, Christopher Ecclestone, no es considerado el primer doctor del remake, sino simplemente el noveno doctor.

En resumen, una serie de ciencia ficción poco al uso de las producciones yanquis, donde lo importante es el amor a la vida y a la inteligencia, y que me encanta.

Y yo soy ahora un feliz propietario de los DVD de las primera y segunda temporadas. Y hay una cosa que quiero que les queden bien clara a la SGAE y otros chupópteros: si no me hubiera bajado primero la serie de internet nunca la hubiera visto, y no me la habría comprado ahora.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Agua de aire acondicionado

Otra vez he tenido que vaciar la garrafa del agua. Sí, ya saben, esa que hay que poner al final de la manguera del aparato del aire acondicionado. Y me ha dado por pensar en la cantidad de agua limpia (absolutamente limpia) que se va por el desagüe.

Es una barbaridad. Sobre todo en sitios húmedos como éste.

¿No sería mejor construir los edificios con una salida aparte para ese agua? Se podría aprovechar para, por ejemplo, regar los jardines y no gastar así agua potable en ello. O la limpieza de la escalera, o todo ello junto. Las llamadas «preinstalaciones de aire acondicionado» podrían llevar ese agua no directamente a ser desperdiciada, sino a un depósito común a todo el edificio situado en la planta baja, para alimentar la piscina.

O con una mínima potabilización (les recuerdo que es agua recién condensada), incluso para beber, o cocinar, o ducharse... simplemente conque haya un depósito donde recogerla.

¿Por qué desperdiciar agua, y la energía que se ha gastado en condensarla, en los tiempos que corren?