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sábado, 30 de mayo de 2009

La Iglesia Católica y los condones

No me cabe duda de que los preservativos los ha inventado y los promociona, en secreto, la jerarquía de la Iglesia Católica.

Todos sabemos que uno de los objetivos de la actual política eclesiástica es convertir algo maravilloso y natural, algo realmente divino como el sexo en un problema, un engorro, algo sucio y pecaminoso, sobre todo si no tiene lugar dentro de un matrimonio canónico heterosexual adecuadamente adoctrinado.

En realidad, querrían eliminarlo por completo, ya que ellos no pueden tenerlo (o al menos eso dicen públicamente, luego salen los casos de los abusos en colegios), pero ya que el sexo existe y tienen que asumirlo, le ponen el sambenito de que está indefectiblemente ligado a la reproducción. Y ahí entran los preservativos.

Hay muchos métodos anticonceptivos. Por ejemplo, una pareja estable heterosexual, como un matrimonio, puede elegir opciones como la píldora, la ligadura de trompas o la vasectomía. Pero en el caso que preocupa más a los integrantes de más alto rango de esa dos veces milenaria secta, el sexo pre- o extramatrimonial, la amenaza de las enfermedades venéreas ha hecho del preservativo el mecanismo de elección.

Y ahí es donde queda claro que lo han inventado ellos: en el momento en que una pareja va a culminar el sexo, justo cuando han acabado los juegos preliminares (que pueden ser más bien escasos en el caso de un ligue de discoteca, digamos), hay que encontrar el abrefácil del celofán de la caja, abrirlo, quitar el celofán, abrir la caja de cartón que parece que la haya cerrado un banquero, cerrarla y volverla a abrir por el otro lado porque seguro que te has encontrado con el lado del prospecto, sacar un envase y darte cuenta de que vienen dos, separarlos, abrir el envase, que no se deja porque lo estás abriendo de través, darle la vuelta, abrirlo por el otro lado sin romper el preservativo, adivinar con la luz casi apagada de qué lado están las vueltas y tratar de ponerlo. Y con todo eso, lo más probable es que ella se haya dormido y él se haya «desanimado» y cabreado, o que acaben por mandar el preservativo a Tomulo y lo hagan sin él... ayudando así que se extienda el SIDA y, de paso, a que una chica de quizá dieciséis años quede embarazada: una oveja más para el rebaño que bautizarán (y apuntarán) dentro de diez meses.

Sí, sin duda lo han inventado ellos, porque si lo hubiera inventado alguien a quien el sexo le gusta, sería muchísimo más sencillo de utilizar.

viernes, 29 de mayo de 2009

Tenerife

Pues eso. En un viaje de improviso para oler mi tierra, ver a mis padres y, sobre todo, estar con mi mujer, acabo de volver a Tenerife.

Echaba todo esto mucho de menos, incluso a pesar de que la semana pasada pude comprar Clipper de fresa y miel de palma.

martes, 26 de mayo de 2009

Clipper de fresa


A veces las grandes compañías nos dan una alegría inesperada. Ha sido el caso, esta vez, de Alcampo.

La cadena de distribución francesa agarró y cargó un contenedor o un par dellos en Canarias y los descargó en Valencia, pero no los cargó de cualquier cosa, sino de esos productos canarios que no se exportan y que es imposible conseguir fuera, salvo en casos como éste.

Mojo (embotado, claro), almogrote (lo mismo), miel de palma (más de lo mismo), dulces gomeros (también de los de venta al turista), galletas Bandama, chocolatinas Tirma o chocolate La Candelaria, quesos canarios como el de flor de Valsequillo, el Tofio o el de Teisol, vinos como El Grifo... incluso han tenido la decencia de poner paquetes de 6 botellas de agua de Firgas o del gran, maravilloso y único Clipper de Fresa, el incontestable mejor refresco de fresa del mundo. Si quieren saber por qué es tan buenísimo que es mejor, pueden hacer tres cosas: leer el artículo de la Wikipedia que explica por qué es único e irrepetible, ver el vídeo que pongo al lado, o probarlo (si pueden).

Yo, desde luego, aunque poco tengo que agradecerle a las multinacionales, esto sí que se lo agradezco a Alcampo: poder tomarme un Clipper de fresa, añorando mi tierra y mi gente pero un poco más cerca que antes.

Actualización: Añado los otros dos vídeos de las campañas publicitarias de Clipper, uno con el otro anuncio de un feo (en este caso Eduardo Gómez) y otro con la publicidad del cincuentenario.

«¿Nos echamos un Clipper?»

lunes, 18 de mayo de 2009

Vuelve el rugby


La semana pasada empecé de nuevo a entrenar al rugby. He tenido la suerte de encontrar un equipo al que unirme, aunque la temporada ya esté acabada y la siguiente empiece en septiembre. Por lo menos podré coger poco a poco otra vez la forma física que tenía cuando jugaba en Canarias.

El rugby es uno de los deportes más bonitos que existen. Es necesaria una cierta fuerza física y bastante fondo para practicarlo, pero, al contrario de lo que la gente suele opinar, no es necesaria una gran corpulencia ni una fuerza muy elevada. Pero no son sus espectaculares choques atléticos lo que lo hacen interesante, sino su particular modo de juego (el balón solamente se puede pasar hacia detrás) y, sobre todo, el enorme compañerismo que existe entre los jugadores. Antes de empezar o después de acabar un partido, los jugadores de rugby no entendemos de equipos contrarios: todos los jugadores somos del mismo grupo y, por supuesto, nos llevamos bien (o tan bien como es posible entre seres humanos). De hecho, la tradición manda que al acabar cada encuentro los jugadores se vayan juntos a un bar, a tomar cervezas, fraternal momento en que los posibles malos lances que hayan ocurrido durante el recién finalizado partido se solucionan y se echan pelillos a la mar.

Este comportamiento, junto con un absoluto respeto al árbitro, deja al rugby enormemente por encima de los deportes de equipo que los medios de comunicación de masas nos meten por los ojos. Es, realmente, el deporte que recomendaría a cualquier padre para apuntar a su hijo. Y, por qué no, también a su hija, ya que también juegan mujeres, en las mismas condiciones que los hombres.

Lo dicho, me encanta el rugby, su respeto, y su juego limpio. Todos los que entramos al campo sabemos que si tenemos que pisar una cabeza la pisaremos, y que si recibimos un pisotón nos quedaremos con él, precisamente porque sabemos que ningún lance del juego se hace con mala intención, y que si alguien tiene la mala idea de, por ejemplo, poner una zancadilla o hacer una corbata voluntariamente a un jugador del otro equipo su conducta le va a ser afeada por sus propios compañeros antes incluso que por los contrincantes.

Un deporte jugado por caballeros.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Se nos ha ido Antonio Vega


Ayer fue el Debate sobre el Estado de la Nación. Tenía pensado escribir hoy algo sobre eso, pero no es la noticia de ayer que más relevancia tiene. La falta de respeto, con razones y con argumentos, de Rajoy, y la falta de respeto, sin razones ni argumentos, de Zapatero, ya no nos llaman. Aunque en los periódicos sea la noticia de portada, no es lo que la gente comenta en la calle.

Entre los que tenemos ya suficiente edad, y supongo que más aún entre los que tienen la edad justa, la noticia del día es que se nos ha muerto Antonio Vega. El autor de algunas de esas maravillosas canciones que nos marcaron, como La Chica de Ayer, la más conocida de ellas, o Lucha de Gigantes, primero con Nacha Pop y luego en solitario, nos ha dejado.

Aunque algunas malas lenguas, como siempre, dijeran que murió de lo «perjudicado» que iba ya por sus anteriores escarceos con la heroína, parece que fue su cáncer de pulmón lo que nos lo ha arrebatado.

Ya no compondrá más, al menos en este mundo. Ahora, sin embargo, lo que hizo entra en esa difusa categoría de «los clásicos», aunque ya estuvieran en ella por derecho propio muchas de sus obras. Y ahora empezará también la pelea de los buitres por sus despojos. Mientras tanto, nosotros lo recordaremos, para siempre, como el chico de la Chica de Ayer.

miércoles, 6 de mayo de 2009

El día de la caída de la hoja

Todo tiene su día. Como dice el dicho, a todo cerdo le llega su San Martín. Todo acaba, lo bueno y lo malo, y todo cae, como las hojas de los árboles en otoño.

Hoy, para mí, ha sido el día de la caída de la hoja. Ocurre todos los años, normalmente a principios de cada marzo. Las circunstacias climatológicas de mi existencia han provocado este año su retraso, pero por fin ya estoy listo para afrontar la temporada estival. He pasado de ser mullido a ser suave, y la pena es no tener aquí a quien quiero que lo compruebe.

Cosas de la climatología personal.

lunes, 4 de mayo de 2009

Críticas de Cine

Ya veo que sí hay quien sige esta humilde bitácora, pero no creo que revisen todos los detalles de la misma cada vez que entran (y menos quienes utilizan un agregador).

Por eso escribo este pequeño apunte para hacer notar que, a la derecha, en la sección de Enlaces (quizá) interesantes, hay una nueva entrada, correspondiente a un nuevo cuaderno de bitácora de nueva creación. ¿Demasiado nuevo?

Si gusta o no, amable lector, lo dejo a tu consideración, pero si te gustan las buenas películas de zombis, sean buenas o malas (que ya sabemos que a veces las mejores películas son esas tan malas que son geniales), echa un vistazo al lugar donde Agnes escribe sus críticas cinematográficas.