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jueves, 29 de mayo de 2008

Soluciones Friquis

A quienes hayan leído el post anterior y crean que han reconocido todos los términos en negrita:


  1. La Guerra de Las Galaxias: trilogía de películas de George Lucas.
  2. Star Trek: serie de televisión de Gene Roddenberry que ha dado lugar a otras series y varias películas.
  3. Tierra Media: el lugar donde se desarrolla el libro El Señor de Los Anillos y otras obras del Profesor J. R. R. Tolkien.
  4. Krynn: el continente donde se desarrollan los libros de la Dragonlance.
  5. Hoth: el planeta helado donde se desarrollan las primeras escenas de la película El Imperio Contraataca, continuación de La Guerra de las Galaxias: Una Nueva Esperanza, de la trilogía La Guerra de las Galaxias.
  6. Arkham: el hospital psiquiátrico donde acaban algunos de los personajes supervivientes en los cuentos de H. P. Lovecraft relativas a los Mitos de Ctulhu.
  7. Gotham: la ciudad donde se desarrollan las aventuras de Batman en colorines y películas.
  8. Metrópolis: la ciudad donde se desarrollan las aventuras de Superman en colorines y películass.
  9. Neotokio: la ciudad donde se desarrollan el colorín Akira.
  10. Aiur: el mundo de la raza Protoss del juego de ordenador Starcraft.
  11. La Saga de Asgard: colección corta de colorines de Marvel.
  12. El Retorno del Jedi: película continuación de El Imperio Contraataca, de la trilogía La Guerra de las Galaxias.
  13. El Retorno del Rey: tercera parte de El Señor de los Anillos, novela del Profesor J. R. R. Tolkien.
  14. Frank Miller: dibujante de colorines como Sin City, 300 o Batman: El Regreso del Señor de la Noche.
  15. Stan Lee: dibujante de colorines como Spiderman, Los 4 Fantásticos, El Increíble Hulk, Ironman, Daredeveil o La Patrulla X.
  16. Milo Manara: dibujante de colorines eróticos como El Clic.
  17. No soy friqui, soy mago de nivel 32: texto de una camiseta...

lunes, 26 de mayo de 2008

Ser Friqui

Me considero moderadamente friqui, aunque soy capaz de presumir de ser muy friqui sólo por dejar un poco callados a los listillos de turno. Por eso me permito escribir esta entrada en esta bitácora sobre lo que es ser friqui, ahora que tan descriptivo y específico neologismo está siendo arrastrado por los suelos.

Un friqui es un tipo especial de persona. Pero no una que viste raro (algunos sí, otros no), ni una que tiene una afición desmesurada por algo (algunos sí, otros no), ni una que tenga una costumbre particular, ni nada parecido.

Los auténticos friquis nos reconocemos entre nosotros porque compartimos un trasfondo de gustos y apetencias comunes, de vivencias compartidas aunque no las hayamos compartido.

Un friqui, yendo a centrar el tema, es una persona entre cuyos intereses se encuentran, de forma preeminente, pero ni mucho menos excluyente, el rol y la informática. Justamente esos dos temas, y ninguno más, pero tomando esos dos temas de manera amplia, porque para friquis, colores. Hay friquis a los que les encanta La Guerra de la Galaxias y friquis a los que les encanta Star Trek. Y hay friquis a los que no les gusta la ciencia ficción. Pero a todos los friquis les gusta pensar en otros mundos, no necesariamente futuristas. Puede ser la Tierra Media, Krynn, Hoth o Arkham. Puede ser Gotham o Metrópolis. Neotokio o Aiur. Pero a un friqui el taburete colorín - rol - ciencia-ficción - épica-ficción no se le cae. Siempre tiene suficientes patas.

No es un friqui el que se pasa días jugando a cartas coleccionables. Eso es simplemente un pernicioso (y caro) vicio. Ni el que tiene toda la colección de La Saga de Asgard. Eso es simple coleccionismo, quizá extremo. Ni el que se sabe todos los diálogos de El Retorno del Jedi o de El Retorno del Rey. Eso es algún tipo de trastorno mental para el que los psicólogos seguro que tienen un nombre largo y sonoro.

No. El friqui es el que siempre intenta estar un paso más allá de la realidad cotidiana, ya sea conociendo Internet un poco más que los demás, yendo a mundos de fantasía que la masa gris no imagina salvo que los vea en la pantalla o leyendo libros que no se pueden comprar en el aeropuerto o el hipermercado.

El friqui lee. Y eso, que en esta podrida sociedad multimedia en que vivimos quizá es lo mejor que se puede decir de una persona cualquiera, se puede afirmar del friqui con total rotundidad. Lee foros de la red, manuales de rol o las aventuras dibujadas por Miller, Lee o Manara, pero lee. Y además, lo que lo convierte en un peligro para el régimen establecido, ya sea en el instituto o en el Gobierno político-económico de la nación, piensa.

Así que ya sabes. El friqui, el de verdad, es un ser al que los demás friquis reconocen como uno de los suyos sin necesidad de que vean las mismas series, entren en los mismos foros, jueguen a los mismos juegos o lean los mismos libros o colorines. Porque de todas maneras, tienen algo en común.

...y no, ser un aficionado al manga no cuenta. De hecho, <<resta puntos>>.

Por cierto, de las referencias en negrita de la página (hay 17), aproximadamente la tercera parte son de cultura general, deberías preocuparte si no llegas a reconocer tantas. Otra tercera parte son el abecé de la culturilla friqui, y espero que mis lectores habituales las reconozcan sin problemas. La otra tercera parte son muestras de auténtica Cultura Freak. Así que si las reconoces todas, preocúpate, o siéntete orgulloso: eres un auténtico friqui quizá ya un poco inadaptado socialmente. Y sí, yo las he puesto
todas de memoria... y si me ves por la calle, no verás que soy friqui.

...a menos que yo quiera, que para eso soy un mago de nivel 32.

sábado, 24 de mayo de 2008

Botones

¿Con qué mano te abrochas los pantalones?

Por ser un poco más explícito: Cuando te abrochas los pantalones, ¿con qué mano coges el botón? ¿Y cuando te abrochas la camisa?

Contesta antes de seguir leyendo...



















Si eres varón, seguro que has contestado "con la derecha". Y si eres mujer, seguro que has contestado "con la izquierda".

¿A que acierto?

Y es que no sé por qué razón, pero las prendas para hombre (pantalones, camisas, chaquetas), tienen los botones a la derecha. Y las prendas para mujer (pantalones, camisas, chaquetas, blusas y un largo etcétera) a la izquierda.

¿Te habías fijado?

viernes, 23 de mayo de 2008

Publicidad

Es raro que me haga eco, en esta bitácora, de publicidad o de famosos. Sin embargo, esta vez, tanto el anuncio como el famoso merecen la pena.

La causa anunciada, aún más.

http://conservation.org/fmg/pages/videoplayer.aspx?videoid=30

miércoles, 21 de mayo de 2008

Hacienda

Acabo de recibir el dinero de la devolución de la famosa Declaración de la Renta, tan famosa como infame. A veces llamada <<la renta>>, a veces <<la declaración de Hacienda>>, llamada por algunos <<el IRPF>> para hacerse los interesantes, pero siempre obligatoria para todos, con las excepciones previstas en la Ley.

Siempre es un placer que a uno le devuelvan dinero. En particular si no es cambio de un producto defectuoso. Pero a lo que quiero referirme hoy es a los intereses generados por ese dinero.

Durante todo 2007 el Estado ha estado (valga la cacofonía) recibiendo dinero por mi trabajo. Las conocidas retenciones. Se trata, quizá, de uno de los impuestos directos más justos: va por porcentaje. Cuanto más cobras, más se te retiene. Y además, cuanto más cobras, más alto es el porcentaje. Y tu pagador entrega el dinero directamente al Estado por ti. No tienes que preocuparte de pagar el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, es decir, impuesto sobre salarios y similares) cada mes.

Pero quizá el empresario que te paga ha calculado mal lo que te tiene que retener, y te ha retenido de más o de menos. Además, no tiene por qué saber si tienes otras fuentes de ingreso como acciones, otro trabajo, alquileres que cobras... y tampoco tiene por qué saber si pagas hipoteca o alquiler, si tienes hijos u otros familiares a tu cargo, ni muchas otras circunstancias personales que quien te paga no tiene por qué conocer. Y que con una interpretación un poco estricta de la intimidad, no debe conocer.

Llegamos por tanto a la conclusión de que es prácticamente imposible que el Estado haya recibido durante 2007, de mis pagadores, la cantidad exacta de dinero que debería haber recibido.

Es para paliar ese desajuste entre lo que he pagado y lo que debería haber pagado por lo que hay que presentar la Declaración de la Renta. Es cuando yo declaro cuando el Estado sabe exactamente lo que debería haber recibido de mí (en realidad, de mis pagadores). Y como lo que ha recibido (en doce mensualidades) es otra cantidad distinta, o bien el Estado tiene que abonarme la diferencia, o bien yo tengo que abonársela a él. Bueno, a todos, que <<Hacienda somos todos>>, se dice. Esa diferencia es lo que en estas épocas del año todos pagamos o recibimos como <<devolución>>.

Y ahí viene el problema que quiero traer a colación: <<...en estas épocas del año...>>.

Dado que el Estado me devuelve lo que me ha cobrado de más (este año, ya que el año pasado tuve incluso que pedir un crédito para pagar la liquidación), resulta que recibo en mayo de 2008 un dinero que no se me tenía que haber cobrado durante los doce meses de 2007.

Salgo perdiendo.

Es así de simple: si la declaración te sale a devolver, cuando recibes el pago has salido perdiendo dinero. A la vez, si te sale a pagar, has salido ganando (aunque a muchos les cueste creerlo). Y el truco está en los intereses.

Mírenlo de esta manera: supongan que el dinero que el Estado me ha cobrado de más cada mes de 2007 mis pagadores (se incluyen hasta las retenciones sobre intereses de las cuentas corrientes, por eso siempre es plural) lo hubieran ido metiendo en un fondo, a plazo fijo, hasta ahora. Yo hubiera dispuesto cada mes del mismo dinero que el que he tenido en realidad, y ahora en mayo de 2008 hubiera recibido dinero igual por la diferencia entre lo que se me retiene y lo que se me debía retener.

Pero con la idea del fondo, ahora en mayo hubiera recibido, además, los intereses de ese dinero. Es por eso por lo que he salido perdiendo: he perdido esos intereses.

Claro que, aparte de hacer más complicada la gestión de los impuestos, pagarme a mí esos intereses implicaría cobrarle los intereses a quienes pagan sus impuestos ahora en vez de haberlos pagado durante todo el año pasado. E igual ellos no están de acuerdo.

¿Merecería la pena? Eso, amable lector, lo dejo a tu discreción.

sábado, 10 de mayo de 2008

(Otro) viejo musical con un viejo minero

Esta noche, aprovechando que es sábado, otro viejo musical. Uno que me gusta mucho, como historia, como banda sonora, y como película.

¿Alguno de mis pocos lectores se imagina al bronco Mayor Reisman de Doce del Patíbulo, al duro Lee Marvin, que se enfrentaba al aún más genial Toshirō Mifune en la obra maestra Infierno en el Pacífico, cantando? Sí, el malvado Lee Marvin de El hombre que mató a Liberty Valance, el oficial de ese amotinado barco de Humphrey Bogart que dio nombre a Michael Caine, cantando. Y no lo hace mal, aunque su papel se asemeje a aquél de borracho del oeste por el que consiguera un Premio de la Academia junto a Jane Fonda en La ingenua explosiva.

Y si es difícil imaginarse cantando a Lee Marvin, aún lo es más pensar en que lo hiciera junto a otro duro del oeste, el actor con poncho de Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo de Sergio Leone, el conflictivo y durísimo Harry el Sucio, grande como actor y director, Clint Eastwood.

Pues sí, hay un musical donde se puede ver a estos dos duros cantando gloriosas canciones como Wand'rin' Star (Marvin) o Elisa (Eastwood), junto a cantantes profesionales como Harve Presnell, que canta la, para mi, mejor canción de la película, They Call the Wind Maria.
Paint Your Wagon cuenta, o canta, la historia de una ciudad, o mejor dicho, la leyenda de una ciudad de buscadores de oro. En ella, lo que al principio puede parecer una película del oeste normal y corriente de caravana de colonos se nos muestra enseguida como un brutal retrato de la condición humana, de lo delicado del equilibro entre nuestros instintos y nuestro finísimo barniz de civilización. Ben Rumson (Marvin) y su Socio (Eastwood) viven el nacimiento, esplendor y caída de la Ciudad sin Nombre, "una comunidad de más de cuatrocientos hombres" y ninguna mujer, en el Territorio (aún no Estado, "Yo siempre salgo pitando de cualquier Territorio el día en que se convierte en un Estado y me voy a otro Territorio salvaje." - Rumson) de California durante la "Gold Fever" (Eastwood), en la cual la llegada de un mormón con dos esposas muestra cuan fina es la capa de civilización de los que, incluso en ese momento, tratan de resolver su animalidad como seres humanos civilizados. Finalmente, queda en la Ciudad sin Nombre Elizabeth (Jean Seberg), casada con Rumson, lo que da lugar a nuevos problemas, cuyas soluciones, que en cada momento parecen la mejor opción, finalmente causan un final no por anunciado (de hecho, literalmente profetizado) y esperado por el espectador, menos espectacular y, a la vez, triste.

El trío protagonista, Rumson, Socio y Elizabeth, ve y canta la civilización de la Ciudad sin Nombre, con frases como "No importa dónde vayamos, con tal de estar a cien millas de la Civilización" (Rumson), "Si no nos mantenemos aparte también nosotros somos despreciables" (Elizabeth) o "I talk to the trees, but they don't listen to me" (Socio). Finalmente, ven junto a "Jack el loco" (Ray Walston) y "Willy el de la mala suerte" (Presnell) cómo la ciudad de buscadores de oro irlandeses, chinos, rusos, alemanes y, por supuesto, "granjeros", finaliza su historia de la única manera en que podía hacerlo, como empezó:


Where am I goin'?
I don't know
Where am I headin'?
I ain't certain
All I know
Is I am on my way

When will I be there?
I don't know
When will I get there?
I ain't certain
All that I know
Is I am on my way

Gotta dream boy
Gotta song
Paint your wagon
And come along

Where am I goin'?
I don't know
When will I be there?
I ain't certain
What will I get?
I ain't equipped to say

But who gives a damn?
We're on our way

Where am I goin'?
I don't know
Where am I headin'?
I ain't certain
All that I know
Is I am on my way

When will I be there?
I don't know
When will I get there?
I ain't certain
All that I know...
Is I am on my way

Gotta dream boy
Gotta song
Paint your wagon
And come along...

Where are we goin'?
I don't know
When will we be there?
I ain't certain
What will we get?
I ain't equipped to say

But who gives a damn?
We're on our way!

¿Dónde estoy yendo?
No lo sé.
¿A dónde me dirijo?
No estoy seguro,
todo lo que sé
es que estoy en mi camino.

¿Cuándo estaré allí?
No lo sé.
¿Cuándo llegaré?
No estoy seguro,
todo lo que sé
es que estoy en mi camino.

Ten un sueño, chico,
ten una canción,
pinta tu carreta
y ven adelante.

¿Dónde estoy yendo?
No lo sé.
¿A dónde me dirijo?
No estoy seguro.
¿Qué conseguiré?
No estoy equipado para decirlo

Pero ¿a quién le importa un comino?
Estamos en nuestro camino.

¿Dónde estoy yendo?
No lo sé.
¿A dónde me dirijo?
No estoy seguro,
todo lo que sé
es que estoy en mi camino.

¿Cuándo estaré allí?
No lo sé.
¿Cuándo llegaré?
No estoy seguro,
todo lo que sé
es que estoy en mi camino.

Ten un sueño, chico,
ten una canción,
pinta tu carreta
y ven adelante.

¿Dónde estamos yendo?
No lo sé.
¿Cuándo llegaremos?
No estoy seguro.
¿Qué conseguiremos?
No estoy equipado para decirlo

Pero ¿a quién le importa un comino?
¡Estamos en camino!

martes, 6 de mayo de 2008

Más enlaces

Quien se fije verá a la derecha dos nuevos enlaces. Las bitácoras de Finarfin y Xero.

Finarfin y Xero, junto a Agnes y A. Ortega, son parte de cierta cuadrilla que, como podrá cualquiera adivinar con los comentarios que nos cruzamos, jugamos a rol, bebemos Clipper de fresa (bueno, esto solamente A. Ortega y yo) y comemos chocolate blanco y Cubanitos.

O bueno, ellos lo hacen en Canarias mientras yo suspiro por el Clipper y los Cubanitos en Valencia.

Espero que esta explosión de bitacorismo no cese.

Noche sin dormir

Ya había comentado que me gusta trabajar de noche en el ordenador. Pero pasar la noche entera sin dormir no es lo mismo. "No es esto, señores, no es esto", que decía Ortega y Gasset, aunque Don José se refiriera a la descomposición de la República y yo me refiera a tener que reinstalar mi portátil. No me importa, me gusta, programar de noche, pasar a lo mejor media noche tratando de resolver el problema cuya solución se te ocurre treinta segundos después de haberte metido en la cama, ya con el ordenador apagado. Sin embargo, tener que pasar por todo el proceso de partición (aunque los que trabajamos en la cosa de la informática usemos el palabro "particionado"), instalación, selección de programas es realmente pesado. Y lo peor es lo que viene después: una vez vuelves a tener un sistema que funciona, hay que volver a ponerlo en un estado en el que todo esté a tu gusto: colores, comportamiento, sonido... todos esos detalles de personalización que hacen que tu ordenador sea el tuyo.

Pero bueno, aquí estamos de nuevo, dispuestos a destripar programas y beber Clipper de fresa mientras el cuerpo aguante.

sábado, 3 de mayo de 2008

Viejos musicales

Acabo de volver a ver una película que hace mucho que no veía. Para variar, un musical. Son pocas las películas que reveo varias veces, y casi todas aquellas de las que lo hago por voluntad propia y no por la de los diseñadores de parrillas televisivas son musicales. Algo tendrán...
Para empezar, cuentan una historia. Y eso justamente, una historia, un guión, es de lo que carece la mayor parte del cine que llega hoy en día a los circuitos comerciales.
Para continuar, cuentan con una banda sonora envidiable. En la mayoría de las películas, la banda sonora es puro apoyo. Nadie la recuerda. Todo conocemos el tema de "La muerte tenía un precio", o el de "Supermán". Los frikis reconocemos a Basil Poledouris como el autor de la banda sonora de "Conan el bárbaro", y los aficionados a Evangelos Odysseas Papathanassioou (éste, griego del todo) sabemos que compuso la banda sonora de "Carros de fuego". Pero ¿alguien se acuerda de la banda sonora de "Éxodo"? ¿O de la de "La misión" sin oirla? ¿Hay alguien que reconozca, incluso oyéndola completa, la banda sonora de "Tora! Tora! Tora!" o la de "Lo que el viento se llevó"? Sin embargo, todos sabemos cantar "Supercalifragilisticoespialidoso" (aunque equivoquemos la palabra), coreamos "María" junto a Richard Beymer o "I feel pretty" con Natalie Wood, somos Olivia Newton-John o John Travolta cantando "You're The One That I want" o reconocemos, aunque no sepamos de qué, la canción "Aquarius" (que ya versionara en su día Raphael) cuando la oímos en el anuncio de cierta bebida.
Finalmente, el tercer gran punto de los musicales es que (salvo los de Disney) los vemos en versión original. Con subtítulos, sí, pero en versión original. Y se da cuenta uno de todo lo que pierden las películas dobladas. A pesar de la gran labor de algunos profesionales como Constantino Romero, las películas dobladas (y no digamos ya las series) pierden gran parte de su fuerza, aparte de que se pierde completamente el sonido ambiente.
(Adicionalmente, quienes gustan de aprender diálogos de sus películas favoritas tienen la ventaja, con los musicales, de hacerlo con música)
Y bien, como decía al principio, esta noche he revisto, revisitado y reescuchado una de las obras más conocidas del gran Andrew Lloyd Weber, con un magnífico (aunque algo exagerado) Carl Anderson en el papel protagonista y Ted Neeley dándole la réplica, con un bajo genial en Bob Bingham y una magnífica Yvonne Elliman (casi sobreactuada, pero solamente casi) en el único papel femenino de la cinta.
Y no es que Weber fuera machista, es la historia misma que se cuenta, aún con un estilo propio, la que no tiene papeles femeninos en absoluto. El rescate de María de Magdala por parte de Tim Rice refuerza enormemente el guión, y su intención de mostrarnos la última semana del judío más importate de la Historia desde un punto de vista diferente del que la jerarquía católica (y las de las demás grandes ramas del cristianismo) siempre han querido hacernos ver. En Jesucristo Superstar nos aparecen los puntos de vista de Iscariote, Caifás o Pilato y cómo trataban, cada uno, de actuar por el bien de su pueblo. Vemos a Iscariote como el seguidor más fiel del mensaje del Redentor, hasta el punto de poner las enseñanzas por encima del hombre. Vemos a Caifás preocupado no por su propio puesto sino por el bien del pueblo judío, ocupado por los romanos. Y vemos a Pilato preocupado por no condenar a un hombre inocente, pero sobre todo por evitar un motín popular, una rebelión judía en Jerusalén (rebelión que de todo modos Tito tuvo que calmar a sangre y fuego poco después).
Sí, lectores habituales (si es que tengo alguno), me gusta la Historia, y me gustan los musicales. La Historia tiene historias (tomando un préstamo de Carlos Fisas) que jamás podríamos imaginar, ni siquiera con la imaginación superior de un Director de Juego de Rol, y los musicales nos hacen sentir y vibrar como el resto de las películas jamás podrían.