El sueño de una noche de verano
Hace unos días (el 22 de octubre) fui a ver al Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife el montaje de Sueño de una noche de verano, del maestro Shakespeare, por Ur Teatro.
La obra es una adaptación al castellano, bastante buena, de una ya buena comedia del inglés. Además, la adaptadora/directora, Helena Pimienta, ha introducido un juego extra de personajes (sustituyendo a los originales Cuña, Ensamble, Canilla, Flauta, Gazuza y Soplete) basados en estereotipos de habitantes de España (una gallega, un catalán, dos vascos, una andaluza y un inmigrante polaco) que dan una viveza extra a la obra, y algunos juegos de danza que, a mi modesto modo de ver, la deslucen alargándola ligeramente sin necesidad.
Los papeles masculinos los llevaron José Tomé, notable, Jorge Muñoz, correcto y muy divertido, y Jorge Basanta, bien en el papel del polaco y ligeramente sobreactuado en los demás. Los femeninos Ione Irazábal, suprema aunque a veces no se la entendiera (a propósito), Montse Díez, muy correcta, y Célia Pérez, ligeramente exagerada (¿cosa de guión?) como Rocío y con unas habilidades gimnásticas notables en los números de danza, pero sin apenas brillo fuera de ahí.
Una dirección firme y muy trabajada, deslucida solamente por los interludios dancísticos, unida a la adaptación misma del guión y a una escenografía sobria pero curiosa, más propia del teatro moderno que del clásico, pero no obstante muy bien ideada y aprovechada, conforman un todo muy notable (y que recomiendo vivamente) que ya se llevó el Premio Nacional de Teatro de 1993. El hecho de que esté en cartel diecisiete años después debe ser prenda bastante.
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