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domingo, 21 de septiembre de 2008

La opinión de la calle de al lado

Acabo de leer en Levante-EMV (en la edición en papel, aunque pongo el enlace a la edición electrónica) un artículo de opinión del Sr. Sami Naïr en el que desgrana las conclusiones de un estudio de opinión realizado en varios países musulmanes, publicado por el International Herald Tribune. El estudio recoge la opinión de la calle, la opinión común de la gente, en vez de la que solemos recibir en los noticiarios, que es la opinión de los políticos, sobre el terrorismo y más en particular sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001.

El estudio en sí mismo es incuestionable, los datos son los datos. Y tan solo podemos permitirnos opinar sobre las conclusiones, o mejor, como hace Naïr, sobre las causas de que los datos sean esos. Y es que del estudio se desprende que

La idea comúnmente admitida es que, en realidad, lo que ocurrió este día no es producto de Bin Laden, sino un golpe planificado y organizado por los servicios secretos americanos e israelíes. ¿Por qué? Para justificar primero lo que Estados Unidos y su aliado israelí querían desde mucho tiempo: la invasión de Iraq, el asesinato de Sadam Husein, después de la invasión de Afganistán y la dominación total sobre el petróleo árabe en Oriente Medio.


Coincido con el Sr. Naïr en que no es extraña esa visión. Él lo atribuye, fundamentalmente, a que
siete años después, los americanos no han logrado acabar con Al Qaeda, no detuvieron a Bin Laden, siguen ocupando Iraq con el apoyo de sus vasallos (todos los presidentes de Iraq estos últimos años son antiguos colaboradores de la CIA), se han apoderado, con Gran Bretaña, de las empresas petrolíferas iraquíes y, ahora, están haciendo lo mismo en el conflicto entre Georgia y Rusia


En resumen, desde el punto de vista del ciudadano común de los países incluídos en el estudio, lo que en Occidente se considera una teoría conspiracionista a la que apenas sí se le presta atención es la verdad común y corriente. Quizá el problema lo tenemos nosotros, que nos creemos lo que nuestros medios de comunicación de masas nos dicen, ya que los indicios parecen apoyarles a ellos: No se trata solamente de que es difícil imaginar que los servicios de inteligencia estadounidenses sean tan rematadamente imbéciles como para no haberse dado cuenta, sino que es difícil (pero no imposible) imaginar que un golpe semejante haya podido ser ideado, planificado, financiado y dirigido desde el otro lado del mundo. También hay que tener en cuenta otros datos como que ya EE. UU. había intentado acabar con Sadam Hussein antes, la importancia de las industrias de armamento y del petróleo en el gobierno de Bush hijo, la imposibilidad manifiesta de Al Qaeda de volver a atentar en suelo estadounidense a pesar de todas sus amenazas, los miles de millones que determinadas empresas están haciendo en Irak a costa de los impuestos de los ciudadanos estadounidenses y del petróleo que debería estar beneficiando a los ciudadanos iraquíes, el asesinato de Sadam Husein (entre otros), el empeoramiento que ha sufrido como consecuencia de todo ello el problema de Palestina y la reconocida política proisraelí de los sucesivos gobiernos de EE. UU.

Por no hablar de la cobardía que Europa siempre ha mostrado, la misma que enseñó a Hitler en Munich.

¿Estamos seguros de que EE. UU. es completamente inocente de la muerte de sus ciudadanos en los atentados, y de todas las que han provocado después en Afganistán, Pakistan e Iraq, e indirectamente en Palestina?

Con respecto al estadounidense de la calle, estoy seguro de la primera parte, igual que estoy seguro de que son inocentes los árabes y musulmanes en general, uno de cuyos principios rectores fundamentales estriba en no dañar al inocente. Pero con respecto a la gente que gobierna en la sombra, no lo estoy en absoluto. Y tiemblo.

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