Termodinámica
La Termodinámica, formalmente, es la ciencia que se encarga de estudiar el calor. O más exactamente, los intercambios de calor, y de energía en general, que se producen entre los cuerpos.
Las formulaciones habituales de la Termodinámica no parten de ninguna base física, sino de "leyes sancionadas por la experiencia". Es decir, no se dan razones para las Leyes de la Termodinámica, sino que simplemente se enuncian.
Naturalmente, a un nivel más exigente, se puede deducir la Termodinámica a partir de la Mecánica Estadística, que es una ciencia muchísimo más reciente, y dependiente de la Mecánica Cuántica.
Bien, yendo al grano, la Primera Ley de la Termodinámica es el tan oído principio de que La energía ni se crea ni se destruye.
Entre otras cosas, nos dice que no se puede, simplemente, enfriar el piso donde pasamos el verano. El calor que hay dentro no podemos hacerlo desaparecer. Sólo podemos sacarlo del apartamento. Y para hacerlo, hay que gastar energía.
Si sacamos 100 calorías del aire de nuestro piso, lo haremos gastando otras 10 calorías (que pagaremos a la compañía de la luz) y echando las 110 calorías completas al aire de la calle.
Y parte de la culpa la tiene la Segunda Ley de la Termodinámica, que dice que El desorden siempre aumenta (o más bien, nunca disminuye).
Es una ley general. Inamovible, y aplicable en todos los campos. Muchas veces nos ocurre que ordenamos un poco la casa, metiendo los trastos con los que no sabemos qué hacer en un trastero.
El desorden en la casa ha disminuido, y en el trastero ha aumentado. Pero en la casa ha disminuido menos de lo que ha aumentado en el trastero.
Supongamos que hacemos un esfuerzo realmente importante y ordenamos tanto la casa como el trastero. Aún así no podemos escapar de la Segunda Ley de la Termodinámica. Habremos llenado bolsas de basura, ensuciado paños y tomado un par de cafés por el camino.
Pero supongamos que además lo limpiamos todo.
Para hacer todo el trabajo, habremos gastado energías y sudado, y para tener esa energía habremos comido.
Hemos convertido una energía ordenada, la comida, en energía desordenada, calor.
Y la diferencia entre estas dos cantidades de desorden es mucho mayor que lo que hayamos hecho en la casa. Incluso aunque fuéramos Mary Poppins.
En resumen, la Segunda Ley de la Termodinámica es (por eso es Ley) absolutamente inviolable, y predice lo que se llama Muerte Térmica del Universo.
La Muerte Térmica del Universo consiste en que, dado que la energía siempre pierde orden, es decir, es cada vez más desordenada, llegará un momento en que toda la energía del Universo estará en forma de calor, la forma más desordenada de energía. Cuando llegue ese momento, el Universo será un lugar absolutamente inhabitable, una sopa de partículas completamente amorfa.
Es interesante tener en cuenta estas dos Leyes no sólo en Física, sino en cualquier aspecto de la vida. La energía, como el dinero, nunca aumenta ni disminuye, solo se transforma. Uno no puede gastar más de lo que gana sin meterse en deudas, ni puede ganar más de lo que gasta sin acabar ahorrando. Las leyes de conservación son fundamentales en toda la Física y la Química, pero también en la Economía.
Igualmente, uno debe tener en cuenta en su vida diaria que cuesta un esfuerzo ordenar lo desordenado, un esfuerzo que nunca merece la pena. Por eso, siempre es mejor mantener el orden que tratar de ordenar. La Segunda Ley no nos deja otra opción. Es posible, hasta cierto punto, que el desorden no aumente, pero es imposible hacerlo disminuir.
Tomar estas dos leyes como puntos cardinales de la vida propia es muy útil. Tomarlas como puntos cardinales de la Función Pública debería ser obligatorio.
Mantener el orden en el sistema público de Salud, por ejemplo, manteniendo las listas de espera en un nivel constante y aceptable, de quizá dos semanas, es muchísimo más barato que ahorrar dinero en gastos médicos permitiendo que las listas de espera lleguen a años y luego tratar de reducirlas.
Nuestros gobernantes, aparte de saber repartir poltronas, deberían estudiar Física. Nos iría mejor a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario