Bajas de teléfonos móviles
Hoy he intentado darme de baja en dos contratos de telefonía móvil. Uno, de Movistar. El otro, de Yoigo. Y es que la crisis nos afecta a todos. Pero ha habido una enorme diferencia entre unos y otros.
Llamé al Servicio de Atención al Cliente de Movistar, el 609. Tardé más de media hora en que me atendieran, entre la espera para hablar con un comercial (después de pasar por la estúpida locución del principio) y la espera posterior para hablar con el departamento de bajas. Y allí me dijeron que tenía que pedir la baja por carta, con una fotocopia de mi DNI, y me pusieron otra locución que me indicaba los datos de la carta que tenía que enviar.
Escribí la carta, fotocopié mi DNI, y me fui a Correos a enviarla.
En la oficina de Correos de La Laguna estuve más de una hora esperando a que me atendieran (y en la cola no había tanta gente, había doce personas delante de mí, de las cuales cuatro no se presentaron cuando las llamaron por número), para enviar la dichosa carta a Movistar, ya que (dado lo complicado del procedimiento) quería enviarla certificada.
Y ahora, que la carta llegue, que la atiendan, y que me den de baja.
Por la otra parte, llamé al servicio de Atención al Cliente de Yoigo, el 622. En la misma llamada me pidieron una serie de datos para confirmar que era yo quien llamaba, me pasaron con el departamento de bajas, reconfirmaron mis datos y tramitaron la baja inmediatamente. Cinco minutos después, ya no podía llamar ni recibir llamadas.
Una gran diferencia entre ambos. Uno, un dinosaurio burocrático (¿«burrocrático»?) que hace las cosas de la manera más complicada para el cliente. El otro, una ardilla ágil que hace las cosas de la manera más sencilla para el cliente.
Y todos sabemos que los dinosaurios se extinguieron, y las ardillas sobrevivieron. Si alguna vez voy a dar de alta un número nuevo de móvil, no me cabe duda de qué empresa elegiré.
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