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lunes, 11 de agosto de 2008

Un día en Cuenca

A finales del mes pasado me escapé un día a Cuenca con mi esposa. Comimos como reyes, sobre todo no ya en Cuenca misma sino en Beteta, mientras dábamos una vuelta por el alto Tajo, viendo sitios como el nacimiento del río Cuervo.

Pero vayamos por partes. En la misma Cuenca vimos, cómo no, las Casas Colgadas. Que como todo el mundo sabe, no es que cuelguen, en realidad, sino una manera de construir muy particular, adaptada a la difícil orografía del lomo entre las hoces del Huécar y el Júcar.


Vimos también maravillas naturales como el Ventano del Diablo sobre el Júcar.


O el nacimiento del río Cuervo (bueno, no llegamos exactamente al nacimiento, sino a la cascada kárstica que hay un poco más abajo)


Teniendo en cuenta que de ida pasamos por sitios como Utiel a beber vinos y de vuelta por sitios como el pantano de Buseos y Sot de Chera (y por Casinos para comprar turrones), esta es, sin duda, una gran ruta gastronómico-cultural.

3 comentarios:

Agnes dijo...

Doy fe de todo lo que Envite cuenta en esta entrada. Es maravilloso estar en Cuenca o en su provincia, ir a comer a un restaurante y ver como la gente, humilde y bonachona, al principio de la comida están un poco recelosos, pero al acabar de comer, son tus mejores amigos, eso sí, tienes que darles un poco de pie, si no, naranjas de la china.
Realmente se come muy bien en Castilla, comimos en dos restaurantes de esos a los que van a comer los obreros de la zona, y madre mía, en Beteta, creo que al dueño le dije el mejor cumplido que le podían decir. "La comida está casi tan buena como la que hace mi madre".
Impresionante. Hay que dar las gracias a toda esa gente de los pueblecitos de la España profunda que hacen que nuestro viajes sean inolvidables.

Anónimo dijo...

Solo decirte que a los conquensen no nos gusta que se llame casas colgantes, sino casas colgadas. Por lo demás de acuerdo en todo. "Cuenca es única".

Envite dijo...

Editado y gracias.