Mala suerte
A veces, como comentaba en otra entrada, las cosas no salen como uno quiere. En mi caso, y en esta ocasión, la mala suerte se ha cebado conmigo estropeándome el ordenador portátil durante la noche del viernes al sábado.
Estar todo el fin de semana sin ordenador para alguien a quien no le encanta lo que hay en Televisión, no tiene compañeros de piso, no puede leer mucho porque le duele la cabeza y (sobre todo) no tiene a su cónyuge cerca como quisiera es una verdadera tortura.
Veremos qué me dicen hoy en la casa, cuando los llame, que aún no puedo porque no es la hora.
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