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martes, 6 de mayo de 2008

Noche sin dormir

Ya había comentado que me gusta trabajar de noche en el ordenador. Pero pasar la noche entera sin dormir no es lo mismo. "No es esto, señores, no es esto", que decía Ortega y Gasset, aunque Don José se refiriera a la descomposición de la República y yo me refiera a tener que reinstalar mi portátil. No me importa, me gusta, programar de noche, pasar a lo mejor media noche tratando de resolver el problema cuya solución se te ocurre treinta segundos después de haberte metido en la cama, ya con el ordenador apagado. Sin embargo, tener que pasar por todo el proceso de partición (aunque los que trabajamos en la cosa de la informática usemos el palabro "particionado"), instalación, selección de programas es realmente pesado. Y lo peor es lo que viene después: una vez vuelves a tener un sistema que funciona, hay que volver a ponerlo en un estado en el que todo esté a tu gusto: colores, comportamiento, sonido... todos esos detalles de personalización que hacen que tu ordenador sea el tuyo.

Pero bueno, aquí estamos de nuevo, dispuestos a destripar programas y beber Clipper de fresa mientras el cuerpo aguante.

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